viernes, julio 31, 2009
Ottawa
Sin duda creo que fue la mejor época para ir a la ciudad. Finales de la primavera, un día caluroso y soleado nos esperaba a la mañana siguiente.

Ottawa es muy conocido por su canal. Cruzado por un rio (con un nombre francés del cual no me acuerdo), hace muchos años fue canalizado con una gran obra de ingenieria y ahora la ciudad se mantiene a lo largo de todo su cauce.

A lo largo del canal han hecho un parque eterno con rutas en bicicleta, con lo que no dudamos en alquilarnos un par de ellas y recorrernos el canal entero (o casi).
Gente haciendo deporte por todas partes, los niños en los parques y como no, ardillas, ardillas por todas partes.
Lo que al principio fue un -¡mira una ardilla!- a todas horas, llegado ese punto era como -¡quita bicho!, que te pillo con la bici-, como si de una paloma se tratase.

Fueses por donde fueses agua y arboles. Sin duda es la capital mas verde que he visto en mi vida, y no por ello la mas pequeña.

Pasada la mañana de ruta con la bici, nos dirijimos al nucleo central, donde se encontraba el mercado. A modo de mercadillo de "los miércoles", la gente vendia sus verduras y todo tipo de cosas. -Umm, que pinta tienen esos panecillos-.
Sin duda alguna lo mas típico hablando de comida en Canada, es todo lo relacionado con la pasteleria. Donuts, panes, panecillos y todo tipo de panes con cosas dentro es lo mas rico que puedes encontrar, y ya si lo acompañas con una cerveza fria sentado al lado de un lago, aquello no tiene precio.

-¿Nos tomamos una cerveza?-.
Por la tarde habiamos quedado con una amiga nuestra que vive en Ottawa, y decidimos hacer tiempo tomandonos unas cervezas.
-Vamos a este sitio que tiene buena pinta-.
No, buena pinta no, aquello era lo mas original que te puedes echar a la cara. Típico bar americano, de madera, con moqueta, vidrieras y taburetes, con la camarera en la barra limpiando un vaso con un trapo roñoso y un grupito de viejos sentados en una mesa. Solo les faltaba el gorro de vaquero y la escupitera.
-¿Nos pones una cerveza?-, a lo que nos contesto, ¿cual quieres?.
-¿Como que cual quiero?, ¿tengo para elegir?-
Si señor, en todos los bares de Canada tienen una larga (y resalto, larga) lista de cervezas, e incluso si alguna no la conoces, te sirven un vasito para que la pruebes.
-Creo que voy a tener un orgasmo- (hablando en español). -Sorry?-, -nada, nada, ponme esta misma-.

Cuando yo muera si voy al paraiso quiero que me envien a Canada.

Tras un par de cervezas y -¡ostias!, la propina-, con un dolor de bolsillo pero una risa en la cara, nos marchamos al parque central a tomar un pincho de pan relleno de jamón. Creo que si empezase a hablar de todos los tipos de panes que puedes encontrar, acabaría siendo como el amigo de Forest Gump (gambas asada, sopa de gambas...).

Tras el picnic llegó la hora de la visita, y como no, nos fuimos a una de esas terracitas que invadian la ciudad, y por suerte había partido de hockey. -¡Toma ya!, ¿con quien vamos?, ¿con los de negro?, venga pues, ¡vamos chicos!-.
Aunque ellas empezaron a hablar de cosas de mujeres, no puedo decir que me aburriese, pues ver aquel espectáculo era bien divertido.

Para rematar la noche y con un cansancio y medio moco de tres pares de narices, recorrimos todo el parlamento de noche y tomamos varias fotos de tan bonita vista.

Sin duda, una gran ciudad para visitar en Canada.

Escrito por javi a las 12:33 p. m. - Ver comentarios

jueves, julio 30, 2009
Llegada a la capital
El viaje fué bastante agradable, carreteras eternas rectas cruzando multitud de bosques y lagos, vamos, lo que viene siendo Canada.

-¿Que es aquel bicho muerto de la carretera?, ¡anda, pero si es un ciervo!, vamos a cogerlo y asi tenemos la cena-.
-No mejor no, quizas lleva muerto un tiempo y tiene algun tipo de parasito-.
-Esto... estaba bromeando...-.

Ottawa es bastante peculiar para ser la capital. Una de las ciudades mas grandes y no por ello la mas habitada.
Esta situada al norte del lago Ontario y aunque todos los edificios guvernamentales se encuentren alli (como el parlamento), no es tan grande como Montreal (en Quebec - zona francesa), Toronto o Vancouver (en la costa oeste).

Para que os hagais una idea, Ottawa es una mezcla entre Inglaterra y Francia pero con toques americanos. Bastante bonito la verdad.

Nada mas llegar al hotel y pegarnos la ducha del siglo, nos arreglamos y nos marchamos a cenar a un restaurante del centro.
Como viene siendo costumbre, en todos los hoteles te puedes encontrar el clásico librito donde te anuncian los restaurantes y atracciones de la zona, así que después de habernos metido tantas hamburguesas para el cuerpo, preferiamos un poco de pasta o verdura, con lo que nos marchamos a un italiano.

El italiano resultó estar en un típico barrio americano, de casas bajas separadas por una pequeña calle y la iglesia ocupando media manzana.
El restaurante era una casa reformada y muy al puro estilo italiano... o no...
-¡VAIS A MORIR TODOS!-. Un niño de unos 8 años que se encontraba en la puerta critaba a diestro y siniestro dichas palabras en español.
No es que llegase a creerle, pero si vas a entrar a un restaurante y te dicen eso en la puerta, te da que pensar.

La dueña resulto ser una sudamericana o dios sabe de que nacionalidad, que habia montado un pequeño negocio familiar, y aunque la comida no era realmente abundante, el sitio si era muy agradable (quitando al chaval del exorcista).

Tras una agradable velada estuvimos paseando un rato por el centro, el cual se llena de gente por las calles y sobre todo en las terrazas de verano.
Al igual que ocurría en Suecia, todas las zonas de bares abren sus puertas y montan una especie de terracita en balcones que tienen justo delante del local. La verdad... estos canadienses se lo saben montar muy bien.

Aun con tan buena noche por delante, y ya que teniamos una paliza encima bastante importante, dejamos el paseo para el dia siguiente y nos marchamos a dormir.

Escrito por javi a las 8:15 a. m. - Ver comentarios

miércoles, julio 29, 2009
Una noche a la intemperie
Una vez en la isla y ya por fin descansados, no dudamos en gastar todo lo que teniamos para no tener que volver a cargar con ello, con lo que hamburguesa una tras otra, cervezas y un empacho a Masmelous requemados con chocolate, nos dio la noche y la hora de enfrentarse a la fauna nocturna de Canada.

En Canada es normal el que preguntes cuando llegas a un camping que que tipo de animales rondan la zona. En España no te preocupas lo mas minimo, porque como mucho puedes encontrarte un conejito o un lagarto, pero allí te puedes encontrar de todo.
A la llegada a la famosa garita de la entrada, la chica nos comentó que no teniamos que preocuparnos de los osos, ya que estabamos en una isla, que como mucho encontraríamos algún "raccoon" y alguna ardilla. A lo que yo me pregunte, -¿que cojones es un raccoon?-.

Supongo que debido a malas experiencias en el pasado, metimos toda la comida en la tienda de campaña, -¿tu crees que es necesario meter todo aqui dentro?-, -si si, no podemos dejar nada fuera-, -ok...-.

La noche cayó sobre nosotros y cuando por fin estaba dormido... -CLIC-, -...-, -CLIC-.
Abro un ojo y no pasa nada.
Vuelvo a caer dormido.
-CLIC-, -...-, -CLIC-.
Me vuelvo a despertar y nada de nada, -¿que cojones...?-.
Cierro un ojo esperando al dichoso sonido cuando... -CLIC-.

Me levanto de un alarido -YAAAHHH-. Cuando me encuentro a mi novia con la linterna alumbrando a todas partes. -¿Pero que haces?-.
-¿No has escuchado eso?-, -¿el que?-, ¿el dichoso CLIC?, como para no escucharlo-, -noo... hay algo ahí fuera. Sal y echa un vistazo.-.
-Vamos no me jodas, para que me arranque la cabeza un oso.-, -que no joder, que no hay osos, sal y echa un vistazo por fa-.

Uno que ha visto muchos episodios de Felix Rodriguez de la Fuente, y sabe aquello del famoso "aullido del lobo", me armo con un zapato (en que estaría pensando) y lentamente abro la cremallera de la tienda y asomo la cabeza.
-CLIC-, alumbro a un lado, nada, alumbro al otro, nada.
Cientos de ruidos nos rodeaban de insectos, pajaros y posiblemente alguna ardilla en celo.

-No te preocupes, no he visto nada, sigue durmiendo-.
-Si no sacas la comida a fuera no voy a poder seguir durmiendo, asi que sacala-.

Cojo la comida, salgo fuera y por si acaso meo todo alrededor de la tienda para hacer un campo de contención. Esto seguro que funciona.


A la mañana siguiente...

-GUAAAH (bostezo)-. -¿Que tal has dormido?-.
Cuando miro a mi lado y estoy durmiendo con un oso. -YAAAH!!-.
Me despierto de mi pesadilla y aun es de noche (dichosa fauna canadiense).


A la mañana siguiente...

-Joder que hambre tengo, creo que sobraron unas cuantas salchichas, hagamosnos unos perritos y tiramos para Ottawa-.
Cuando me aproximo a las bolsas de la comida... nada. Habian desaparecido.
Miro a los alrededores cuando por fin las disipo unos metros mas abajo de donde las habia dejado. Todas totalmente agujereadas y lo peor. -Hijos de perra, !se han comido el pan de los perritos¡-.

-Han debido de ser las ardillas, los "raccoon" son mucho mas destructivos-.
-Pero yo me sigo preguntando... ¿como es un raccoon?-
-Pues como una rata gigante-.
-¿Una rata gigante?, ¿pero en que clase de pais vives?-.


Tras un desayuno basado en zumo de naranja y alguna cosa mas que habia en la nevera (cerrada), cargamos lo poco que nos habia quedado y tras un par de viajes cargando cosas, llegamos hasta el coche.

-Una pena que solo hayamos podido estar un día, despues de la paliza... pero bueno, ha estado divertido, aunque ahora tenemos que atar la jodida canoa al coche y llevarla de vuelta-.
En que momento cogeriamos la canoa.
Parece ser que el chaval que nos la alquilo era un experto marinero, de estos que te hacen un nudo doble con tirabuzón con el rabito de una ciruela y con la lengua.
Vuelta por aqui, vuelta por alla, -pues yo creo que esto no se mueve, vamonos-.

No hacemos mas que pillar el primer bache del camino, cuando la canoa salta y se sale disparada contra los setos de un lado.
Se hace el silencio y como no, comenzamos a partirnos de risa a mas no poder.
Repetimos la jugada: Vuelta por aqui, vuelta por alla, -ahora deberia de estarse quieta-.

Seguimos otros 2km cuando pillamos un bache y se nos viene para alante.
Posiblemente "joder" fuese la palabra mas linda que salió de mi boca en aquel momento.

Tras otras 2 paradas y por fin la llegada a los muelles, devolvimos la barca y partimos hacia Ottawa, la capital de Canada y donde por fin podriamos dormir en una cama blandita tras pegarnos la ducha del siglo.

Escrito por javi a las 7:59 a. m. - Ver comentarios

viernes, julio 17, 2009
Bon Echo
Encontramos un instituto con un gran campo de futbol donde aparcar y pasar la noche.
Entre vuelta y vuelta revolviendome en el asiento del coche, las horas fueron pasando lentamente hasta que a las 7 de la mañana sin aguantar mas, me desperte con la claridad.

-Diooooos-, me duele todo. Abrí la puerta de una patada y salí a estirarme tras tan horrible noche.
El cielo seguía nublado pero parecia que clareaba. Quizás después de todo no será un mal día.

Los autobuses del colegio comenzaban a llegar, y los intrigados niños se acercaban a investigar porque un coche estaba aparcado en medio de su campo de futbol.
Para que nos vamos a engañar, la noche era tan oscura que no pude divisar las rayas del campo.

Decidimos salir de allí antes de que alguien nos echase a patadas, y nos desplazamos hasta el surtidor del pueblo.
Como no, aquello se trataba de un taller de automoción que como extra tenía un pequeño depósito en la fachada.

Un hombre anciano se sentaba junto a la puerta observando intrigante mientras escupia en un viejo cubo -GIUUU PUAJ ¡clin!-.
Una señora salió a atendernos y tras un largo relleno (dichosos coches grandes) pudimos emprender nuestro viaje hacia el parque natural.

En Canada, como supongo que en todos los paises nevados en invierno, aprovechan las epocas de verano para realizar todo tipo de obras, con lo que las carreteras de todo el pais suelen estar patas arriba llenas de trabajadores.
Si estás interesado en buscar un trabajo como "chico piruleta", no dudes en preguntar en Canada.

Una vez en el parque, y esta vez con alguien en la garita, conseguimos recuperar el dinero del día anterior y por fin, recoger los planos de donde deberiamos de acampar -¡BIEEN!, ¡al fin!-.

Recorrimos de nuevo los 7km de camino de cabras hasta llegar al camino empantanado, esta vez un poco menos encharcado, pero no por ello convertido en un lodazal.
-Mierda, se nos ha olvidado comprar la leña para el fuego-.
Vuelta de nuevo a la garita donde nos endiñan dos sacos de unos 20 kg por saco de leña.
Recorremos de nuevo el camino de 7km hasta llegar a la valla cuando nos paramos a preguntarnos -¿y donde narices cogemos la dichosa canoa?-.
Vuelta a la garita, -empiezo a odiar este maldito camino-, nos comunican que el chico de las canoas no está disponible entre semana, que tenemos que volver al pueblo y alquilar una allí. -Me cawen tu padre, ¿no nos lo podias haber dicho antes?-.

Regresamos al pueblo, donde pudimos alquilar una canoa de unos 3 metros de largo.
-La canoa esta de puta madre, molar... mola un rato, pero... ¿como cojones llevamos este trasto hasta el lago?-.

El chaval de la tienda sale con unos corchos y unas cuardas y nos ata la canoa al techo, -verás para volver con ese trasto sin un profesional que haga nudos-.

No hacemos mas que salir a la carretera y debido a que estaba de obras, pillamos un bache y la canoa empieza a destensarse. -Su puta madre-.
Llegado el camino de cabras, nos paramos a la entrada, apretamos la canoa y todo recto hasta la dichosa valla.

-Bueno... no ha sido muy complicado... esto... ¿te ha dicho que distancia hay hasta el lago?-. -Me ha dicho que 1km-.

"Se hace el silencio".

Una canoa de 3 metros y medio, 2 sacos de 20kg de leña, un saquito de 5kg de leña para encender, una tienda de campaña, 2 sacos de dormir, 4 mantas, 2 sillas, 10 litros de agua, una nevera llena de hielo y comida, 2 paquetes de 6 tercios de cervezas, 1 macuto con ropa, 2 salvavidas, 1 cubito con trastos, la parrilla, bolsa de trastos y 2 remos llevabamos en el coche.

"Se hace el silencio y comienzo a descojonarme como nunca".
-JAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA-.

-Bueno, vale, relax, hemos llegado hasta aqui, con lo que ahora no nos vamos a dar la vuelta. Metemos todo en la canoa, pillamos por los lados y tiramos con ella-.
Y una mierda, aquello pesaba como un todo terreno repleto de trastos.

-Quizás sea mejor empezar con la canoa-.

Nos la cargamos a los hombros, saltamos la valla como buenamente podemos y un rio de lodo nos espera frente a nosotros.

"Se hace el silencio"

-Que cojones-.

Me remango los pantalones, piso... -CUAAAAAAAAAAAAAJ-, medio metro de pie dentro del fango. -Podia haber sido peor-.
Cruzamos el embalse de barro y comenzamos a bajar hasta el lago.
-Efectivamente... esto es 1 km, ahora volvemos y cogemos los demas-.

4 viajes después y repletos de mierda hasta las orejas, cargamos todo en la canoa y cruzamos hasta la isla.

-Sinceramente... ha merecido la pena-.
Mientras derrotado me tomaba una cerveza fria, lleno de barro a mas no poder, sangrando de los picotazos de unos mosquitos del tamaño de un boing 747, me mantenia tambaleandome frente al perfecto paisaje soleado reflejado en el lago.

Después de todo y todo hay que decirlo, aquello era una maravilla.

Escrito por javi a las 10:34 a. m. - Ver comentarios

jueves, julio 16, 2009
Carreteras tenebrosas
Finalizado nuestro viaje por Toronto y habiendo conocido el resto de puntos clave, la siguiente parada en nuestro viaje sería Bon Echo, donde acampariamos por 2 noches. Se trata de un parque natural situado en el centro norte de Ontario.

La particularidad que tiene este parque respecto a los demás, es que a la llegada al parque natural, te dan una canoa donde meter todo el equipaje y cruzar a remo hasta una isla en el centro de un lago gigantesco donde puedes hacer acampada libre.

El día había amanecido lloviendo, pero parece ser que en Canada esto no resulta un problema, al fin y al cabo la temperatura era de unos 15º y la tienda de campaña era impermeable -bueno... de perdidos al río-.

De camino al parque, a unas 2 horas de Toronto, decidimos hacer una parada para visitar a una tia de Heather. -Menuda pedacho de casa-.
Tras cenar con ellos (lo que viene siendo comer aquí tarde) y conocer a sus primas, retomamos el rumbo al parque. -Tia, ¿a que distancia esta Bon Echo?-, -yo diria que a unas 3 horas-. -¡¡PUUFFFF!! (el agua que bebia sale disparado de mi boca), perdón, ¿has dicho 3 horas?-.

5.30 de la tarde y saliendo por la puerta, dirección a comprar unas cervezas a la cervecería. Al igual que en Suecia y en otros paises nórdicos, el alcohol solo se puede comprar en una licorería o en el caso de la cerveza, en una cerveceria.

Las carreteras en Canada (por no tener a penas montañas), se trata de un trazado cuadricular por todo el pais, con lo que el intentar ir en diagonal supone un muy largo viaje.

Dejada la autopista general tiempo atrás, seguidos por un GPS un tanto rudimentario, comenzamos a pasar pueblos a cual mas pequeños y mas separados, dejando la civilización atrás y con ella y el paso del tiempo, la poca luz que se podía recibir tras las nubes de tan lluvioso día.

Pasadas las 3 dichosas horas y casi anocheciendo, llegamos a la puerta del parque donde una garita iluminada y completamente desértica se encontraba a la entrada.
-Ummm, que raro... la barra esta subida, asi que vamos a intentar entrar a ver si hay gente dentro-.
Dimos varias vueltas de reconocimiento y no había ni un alma, con lo que decidimos coger un camino de arena que llevaba hasta el lago (7km).

Pasados los 7km y casi a oscuras, en lo mas profundo del bosque, localizamos una vaya con prohibido el paso y una señal hacia el lago para ir andando (2 km).
El camino totalmente inundado en fango negro impedia el paso, además de la tremenda tromba de agua que no dejaba de caer.

En tal momento de desesperación sin ningún tipo de plan B, fue imposible que la pobre chica echase a llorar. -No te preocupes, volvemos al pueblo anterior, donde me pareció ver un hostal, pillamos una habitación y pasamos la noche-.

El pueblo anterior no tenía ningún tipo de hostal, con lo que decidimos seguir la carretera en busca de un lugar donde echar una cabezada.

La noche cerrada había caído sobre nosotros, el agua no cesaba de caer y el GPS no dejaba de contar los km hasta el siguiente pueblo (30km). Pasada la distancia que nos iba cantando el aparato, llegamos a un cruce donde recalcula y nos indica otros 40km mas. Tras otro momento de desesperación y el depósito de gasolina con 2 rayitas, decidimos volver al primer pueblo donde buscar una gasolinera, repostar e intentar seguir buscando.

A la llegada al pueblo anterior, la civilización había desaparecido, ninguna luz, ningún alma, todo cerrado... y lo peor... el único surtidor de gasolina del pueblo también estaba cerrado.

En ese momento no pude parar de imaginarme la típica película donde una pareja de turistas se pierden y acaban en un poblado encantado.

Mirando el GPS localizamos un hotel a 14 km de nuestra situación, donde quizás pudiesemos dormir, pero tras el viaje de vuelta al pueblo la luz de reserva se había encendido, y tan solo tendriamos gasolina para un único intento.
Al recorrer los 14 km llegamos al final de una carretera donde seguía un camino de tierra y donde una señal de madera indicaba "Hostel".
-En que momento habré visto la dichosa película-.

Seguimos el camino embarrado hasta llegar al final, dentro del bosque, donde una vaya metálica improvisada con unas chapas indicaban la dirección al hostal en lo alto de una colina. Miré hacía arriba por un momento y pude apreciar una luz en el interior.
-No vayas ahí...- . Aunque en la mayor de las películas siempre dicen eso y cuando vas acabas asesinado, supuse que en la vida real esas cosas no sucedian. -No te preocupes, voy a echar un vistazo y vuelvo, no tenemos otro sitio donde ir-.

Subí aquella cuesta como buenamente pude hasta la puerta del hostal. Aquella casa vieja, con un porche de madera, me recordaba a la casa de "Los Goonies", donde el pasadizo hacia el tesoro pirata se encontraba en su interior.
Disipe una mugrienta ventana desde la cual salia la luz, y me asome para ver que había en el interior.

Como en la mas escalofriante de las películas, en su interior disipé la mesita donde se debería de encontrar el recepcionista (estaba vacio), con su campanita sobre el mostrador y un frigorifico de ultramarinos en un lado.

De haber aparecido alguien en aquel momento habría sido tal el miedo que posiblemente me hubiese meado en los pantalones.

Una vez de vuelta al coche y sin nada que hacer, la mejor solución fue la de volver al pueblo anterior e intentar buscar un sitio donde aparcar y dormir en el coche, hasta que a la mañana siguiente pudiesemos rellenar el deposito y continuar con nuestro viaje.

Escrito por javi a las 10:24 a. m. - Ver comentarios

miércoles, julio 15, 2009
Toronto
A la mañana siguiente, después de tan peculiar noche, salimos a conocer Toronto.

Toronto es como Nueva York, pero con mucha naturaleza en todas partes y mucho mejor ambiente. Por si no lo sabeis en Canadá la gente no lleva armas, lo cual es un gran punto a su favor.

Dejamos el coche en el centro de la ciudad, y tras pagar en la clásica garita donde se encuentra un hombre las 24 horas del día, partimos andando hacia nuestra primera parada, "desayunar".

Para la mayor parte del mundo el desayuno es una de las comidas mas importantes del día. -Ya, ya, estareis pensando que en España es también así, pero... ¿que desayunais vosotros?-.
El olor del centro de Canada es el del bacon refrito, a veces desagradable y otras veces apetecible. Sin duda alguna esa mañana era de lo mas agradable.

El lugar era un tanto peculiar, por fuera un edificio super viejo, con un toque marítimo (ya que está cerca del gran lago Ontario), ventanas grandes y aceras anchas con macetas repletas de flores, y en el interior un sitio completamente diferente.
Muchas mesitas de colores separadas por compartimentos, un montón de plantas, una barra larga repleta de camareras en uniforme y un gran televisor donde echaban el partido de Nadal (¡España!, ¡España!).

El desayuno se basaba en una bandeja de unos 60 centimetros de largo repleta de bacon, patatas fritas, 4 tostadas, 2 tortitas (pan cakes), 2 huevos cocidos sobre un par de magdalenas, huevos revueltos, fruta y todo ello acompañado de un café y un tanque de zumo de naranja. -No me extraña que luego digan que están gordos-.

Tras el desayuno contundente a las 9 de la mañana, cogimos el metro dirección al Royal Ontario Museum, también llamado ROM, donde se puede ver todo tipo de cosas, desde ciencias, ciencias naturales hasta arte pasado y contemporáneo (muy curioso de ver).

Tras el paseo por el museo y habiendo bajado el desayuno, llegó la hora de probar la que sería la primera cerveza canadiense, con lo que está vez dando un paseo, volvimos hasta el centro de la ciudad.

Andar por Toronto es perderse en millones de cosas y detalles que te llaman la atención. Los propios edificios, los carteles, la gente, la naturaleza... es como estar metido en todas esas películas de cine que has visto en tu vida al mismo tiempo.

La caminata terminaba muy cerquita del parking donde habíamos dejado el coche por la mañana y la ciudad había cambiado por completo. Cientos de personas andando por las calles cuando por la mañana estaba aún desértico. -¿Pero de donde ha salido toda esta gente?-.

Una vez en el bar (muy similar a un Foster Hollywood o un Ribs), nos apareció el camarero y se puso a charlar con Heather.
Lo primero que pensé es que se conocian de toda la vida, pero no... en Canadá y en los Estados Unidos como habreis escuchado alguna vez, existen las propinas ("tips") que por así decir, son obligatorias siempre y cuando te den un buen servicio, con lo que el camarero se presenta, pregunta que tal estás e incluso se pondría a cantar y bailar si fuese necesario. -Que personaje-.

-¿Vais a estar mucho tiempo bebiendo?-. "¿Que clase de pregunta es esa? (pensé), -claro, como no-. -Entonces os traigo un "picture"-. "¿Ha dicho una foto?".
El camarero se retira y vuelve con una jarra de litro y medio de cerveza y dos vasitos. -¡¡OLE!!, ¡me encanta este pais!-.

Como en estos sitios no te ponen ningún tipo de aperitivo gratis ("roñosos"), tienes que pedir algo, y parece ser que como son baratos, pues lo típico son los nachos con queso, pollo y chili. Tengo que decir que aquello estaba delicioso.

Tras una bonita velada y ya cansados y con ganas de volver, llegó la hora de pagar.
Irte a comer fuera o tomarte una cerveza en un pais con "propinas" es como meterte en pleno centro de Madrid en un bar. Nunca sabes cuanto te van a sacar.

Trae la factura y te encuentras con: El precio base del producto, digamos 4$, mas la tasa por producto de alimentación, un 7%, mas la tasa por alcohol, un 10%, mas la propina, que generalmente es un 15%, pero como tienes que calcularlo tu mismo, lo haces por redondeo y al final le metes dios sabe que.

Total... te agachas frente a el, te saca la bara y comienza a darte en las costillas palo tras palo hasta que caes rendido... "en que momento te pedí que bailaras".

Escrito por javi a las 8:52 a. m. - Ver comentarios

martes, julio 14, 2009
Bienvenida en Canadá
Una vez en el hotel y con las llaves en la mano, decidimos investigar la zona.
Canadá es un pais sorprendente en todos sus aspectos, y dejando a un lado lo de todo enorme, otra cosa que abunda son los bichos raros.

Una ardilla por allá, un pajaro estraño por acá, un mapache... -¿que cojones?-, -¿vosotros no teneis gatos y perros vagabundos?-. Parece ser que no.

El hotel estaba genial, 2 camas de matrimonio (digo yo que camas normales para alojar a gente grande), una televisión gigantesca (para variar), y lo mas curioso, un bater como para mear todo un equipo de futbol americano al mismo tiempo.
-Meee caaaawen dieee-, pero si voy a tener que atarme al techo para no caerme dentro.

Lo mas curioso sin duda de los hoteles en América es la máquina de hacer hielo.
-¿Porque no te coges el cubilete y te vas a coger hielo?-. -¿Que me vaya a coger hielo?, pero si estamos en Junio, hace tiempo que ya se deshizo la nieve-.

Curioso, en todos los pasillos existe una máquina de hielo, con lo que tu vas con tu cubilete, pulsas el botón y ¡voila!, se hizo el hielo.
Como hombre de las cavernas al descubrir el fuego, yo bailaba alrededor de la máquina cuando un niño rubio y gordito se me quedaba mirando mientras comía su piruleta gigante. -FIUUUGH-.


Tras aquella excursión por el pasillo y una buena bienvenida, llegó la noche y la hora de dormir (¡por fin!). Después de un día de mas de 24 horas despierto una buena dormilona no vendrá mal, cuando ya en gayumbos y tapaditos hasta las orejas, comienza a sonar la alarma de incendios y las luces a modo de corte electrico, parpadean hasta el punto de fundirse.
-¡¡¡¡El fin del mundo se acerca!!!!-. Con una camiseta y unos pantalones del revés y un pequeño y ceñido vestido sin ropa interior, bajamos al descansillo del hotel, donde gente en las mismas condiciones esperan a 5º en la calle.

Si el frio en Madrid parece frio, el frio en Canadá se te mete hasta los huesos, con lo que aquellos pezones punzantes eran imposibles de evadir con la mirada.
-Si este es el fin del mundo... ¡bienvenido sea!-.

Tras una larga espera y un registro por parte de los bomberos, volvimos a la habitación donde por fin pudimos dormir... hasta que... a las 2 de la mañana, la llamada de la naturaleza hace presencia, y frente al gigante retrete me presento, lanzo el primer chorrito cuando me doy cuenta de que el agua llega hasta la mitad del inodoro, corto el chorrito y me pongo a maldecir a todo dios, cuando ya sin aguantar continuo con la faena. Aquello que sube y sube, corto el grifo y aviso a la parienta.

-PSSS, ¡despierta!, ¡el WC está atascado y me estoy meando por la pata abajo!-.

Se acerca al bater, se asoma... me mira... se parte el culo de risa y se vuelve a dormir. -¿Pero que pasa?-.

En Norte América por alguna razón el agua SIEMPRE llega a mitad del retrete, tranquilo, puedes terminar sin ningún tipo de problema.
-JODER-.

Escrito por javi a las 9:18 a. m. - Ver comentarios

martes, julio 07, 2009
¿Donde nos metemos?
Por donde empezar... tras un corto en mi escritura de tanto tiempo es dificil saber como resumir todo lo ocurrido, con lo que intentaré resaltar los puntos mas importantes.

Sigo trabajando, pero con intención de cambiar a algo mejor. Me he cansado de la misma historia e incluso podría decir que empiezo a arrepentirme de haberme dedicado a esto... no es precisamente lo que tenía en mente y ahora salir del pozo es complicado... pero no por ello no dejaré de intentarlo.

Fuera de aquí y volviendo con mis anecdotas, ahorré un poco de dinero y realicé el primer contacto con mi futuro hogar, "Canadá".

Siempre he dicho que España no está hecho para mi, o mejor dicho, yo no estoy hecho para España, no es que no me guste mi pais, pero hay muchas cosas que cambiaría, y como no es posible, es mejor emigrar a sitios donde uno se sienta mas cómodo y ya sea dicho, donde tenga mas oportunidades de llegar lejos.

Me compré un billete allá por enero y el pasado mes de mayo me marché, con mi petate y mis botellas de vino, llegué a Toronto un domingo por la tarde (cuando en España ya era hora de acostarse).

Lo primero es dar explicaciones a todo dios de porque vas a ir a Canadá.
Primero a un chamaquito en el aeropuerto de Barajas ("voy a ver a unos familiares"), después en un formulario del avión ("si llevas mas de 1 litro de alcohol tacha esta casilla", supongo que 3 de vino, 1 de ron y otra de orujo no sobrepasan el litro, umm. NO), al salir del avión ("vengo de turismo") y por último y el mas divertido, el gran interrogatorio en "Costumes".

- ¿Porque vienes a Canadá?. Ehhh, a ver a mi novia.
- ¿Cuanto tiempo estarás?. No se, un par de semanas, quizás 3.
- ¿Perdon?. 3 semanas.
- ¿Te gusta el chocolate?. Si claro.
- ¿De donde vienes?. De España. Ole ole.
- ¿Donde vas a estar?. ¿Esa pregunta va en serio?.
- ¿Me ves con cara de bromear?. Eh.. no claro, alrededor de Canadá.
- ¿Llevas mas de 1 litro de alcohol?. Por supuesto que no, -glump-.
- ¿Llevas algún tipo de carne o material orgánico?. "Si no cuenta el dichoso trozo de jamón que tengo entre los dientes desde hace dos dias..." umm, no.
- ¿Llevas armas o explosivos?. Lo siento, la armería de mi barrio estaba cerrada.
- "Welcome to Canada".
- Thank you.

Joder que grande es aquello. Edificios grandes, carreteras grandes, coches grandes, gente grande. Aquí todo es a lo grande, supongo que como tienen mucho espacio pues "para que vamos a andar con chorradas".

-Un gofre por favor-. Gofre de kilo y medio empapado en sirope de "Maple" (ahora no me viene el nombre en español), con nata, chocolate, arandanos, fresas y un cartón por el que escurría todo tipo de jugos. -ÑAM-.

Preparado para la aventura, habíamos preparado una excursión de 10 días para recorrer los alrededores del gran lago Ontario (Toronto -> Parques naturales -> Ottawa -> Las cataratas del Niagara -> London y todo lo que se cruzase por el camino).

Una vez con las maletas en la mano salimos del aeropuerto camino del hotel donde pasaríamos las 2 primeras noches.

¿Pero que clase de coches son estos?, ¿donde os han enseñado a conducir?.
Aunque teoricamente existe una diferencia entre los 6 carriles de la auropista, la gente se los pasa por donde yo me se y adelantan por todas partes, pero lo mas gracioso de todo es que ¡no usan el retrovisor!.

Intermitente, ojeada a la ventana delantera, giro el volante y se ponen a mirar hacia atrás.

-¡VAMOS A MORIR!-.

Escrito por javi a las 12:20 p. m. - Ver comentarios

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