miércoles, julio 15, 2009
Toronto
A la mañana siguiente, después de tan peculiar noche, salimos a conocer Toronto.

Toronto es como Nueva York, pero con mucha naturaleza en todas partes y mucho mejor ambiente. Por si no lo sabeis en Canadá la gente no lleva armas, lo cual es un gran punto a su favor.

Dejamos el coche en el centro de la ciudad, y tras pagar en la clásica garita donde se encuentra un hombre las 24 horas del día, partimos andando hacia nuestra primera parada, "desayunar".

Para la mayor parte del mundo el desayuno es una de las comidas mas importantes del día. -Ya, ya, estareis pensando que en España es también así, pero... ¿que desayunais vosotros?-.
El olor del centro de Canada es el del bacon refrito, a veces desagradable y otras veces apetecible. Sin duda alguna esa mañana era de lo mas agradable.

El lugar era un tanto peculiar, por fuera un edificio super viejo, con un toque marítimo (ya que está cerca del gran lago Ontario), ventanas grandes y aceras anchas con macetas repletas de flores, y en el interior un sitio completamente diferente.
Muchas mesitas de colores separadas por compartimentos, un montón de plantas, una barra larga repleta de camareras en uniforme y un gran televisor donde echaban el partido de Nadal (¡España!, ¡España!).

El desayuno se basaba en una bandeja de unos 60 centimetros de largo repleta de bacon, patatas fritas, 4 tostadas, 2 tortitas (pan cakes), 2 huevos cocidos sobre un par de magdalenas, huevos revueltos, fruta y todo ello acompañado de un café y un tanque de zumo de naranja. -No me extraña que luego digan que están gordos-.

Tras el desayuno contundente a las 9 de la mañana, cogimos el metro dirección al Royal Ontario Museum, también llamado ROM, donde se puede ver todo tipo de cosas, desde ciencias, ciencias naturales hasta arte pasado y contemporáneo (muy curioso de ver).

Tras el paseo por el museo y habiendo bajado el desayuno, llegó la hora de probar la que sería la primera cerveza canadiense, con lo que está vez dando un paseo, volvimos hasta el centro de la ciudad.

Andar por Toronto es perderse en millones de cosas y detalles que te llaman la atención. Los propios edificios, los carteles, la gente, la naturaleza... es como estar metido en todas esas películas de cine que has visto en tu vida al mismo tiempo.

La caminata terminaba muy cerquita del parking donde habíamos dejado el coche por la mañana y la ciudad había cambiado por completo. Cientos de personas andando por las calles cuando por la mañana estaba aún desértico. -¿Pero de donde ha salido toda esta gente?-.

Una vez en el bar (muy similar a un Foster Hollywood o un Ribs), nos apareció el camarero y se puso a charlar con Heather.
Lo primero que pensé es que se conocian de toda la vida, pero no... en Canadá y en los Estados Unidos como habreis escuchado alguna vez, existen las propinas ("tips") que por así decir, son obligatorias siempre y cuando te den un buen servicio, con lo que el camarero se presenta, pregunta que tal estás e incluso se pondría a cantar y bailar si fuese necesario. -Que personaje-.

-¿Vais a estar mucho tiempo bebiendo?-. "¿Que clase de pregunta es esa? (pensé), -claro, como no-. -Entonces os traigo un "picture"-. "¿Ha dicho una foto?".
El camarero se retira y vuelve con una jarra de litro y medio de cerveza y dos vasitos. -¡¡OLE!!, ¡me encanta este pais!-.

Como en estos sitios no te ponen ningún tipo de aperitivo gratis ("roñosos"), tienes que pedir algo, y parece ser que como son baratos, pues lo típico son los nachos con queso, pollo y chili. Tengo que decir que aquello estaba delicioso.

Tras una bonita velada y ya cansados y con ganas de volver, llegó la hora de pagar.
Irte a comer fuera o tomarte una cerveza en un pais con "propinas" es como meterte en pleno centro de Madrid en un bar. Nunca sabes cuanto te van a sacar.

Trae la factura y te encuentras con: El precio base del producto, digamos 4$, mas la tasa por producto de alimentación, un 7%, mas la tasa por alcohol, un 10%, mas la propina, que generalmente es un 15%, pero como tienes que calcularlo tu mismo, lo haces por redondeo y al final le metes dios sabe que.

Total... te agachas frente a el, te saca la bara y comienza a darte en las costillas palo tras palo hasta que caes rendido... "en que momento te pedí que bailaras".

Escrito por javi a las 8:52 a. m. - Ver comentarios

Copyright © 2008 Mi vida en dos líneas, marca registrada de MaQJaV en España y/u otros paises.
Diseño original por MaQJaV - versión 3.0