miércoles, febrero 11, 2009
Ilusiones
Ya estamos a mediados de febrero... no hemos terminado la cena de noche vieja, cuando ya estas recogiendo los regalos de reyes, las nevadas y los primeros rayos de sol... con la rutina diaria no te das cuenta de lo que ocurre a tu alrededor a menos que no asomes la cabeza por la ventana de tu oficina y veas como sale y se mete el sol. Con lo que si no somos capaces de vivir nuestra vida cada día... algún aliciente tendremos que darle... así que nada mas llegar el lunes por la mañana, pedí mis días de vacaciones y ya he reservado los billetes de avión.

- Necesito unas vacaciones -, son las palabras que todos deberiamos de decir tras estar trabajando día a día cada nueva mañana, e intentando inventar nuevas tareas que produzcan esa emoción de velocidad en el paso del tiempo.
-Que cojones-, vamos que nos quejamos de que la vida pasa muy deprisa, de que cuando te quieres dar cuenta ya eres viejo, y sin embargo tenemos que aguantar cada día el ver como perdemos el tiempo en cosas que no son de nuestra incumbencia. Pues si... y así lo haremos indefinidamente hasta que no nos demos cuenta de ello.

Me he cogido vacaciones en junio. Posiblemente todos digan, -¿en junio?, ¿te vas a pasar todo el verano trabajando?-. Eso es... aquí estaré los meses mas calurosos del año, pero... -¿qué mas dá?-. Si al fin y al cabo son todo ventajas... no habrá tantos atascos, posiblemente pueda aparcar mas cerca, aprovecho las mañanas en lugar de pasarmelas durmiendo o tirado en la playa y a la hora de comer estoy de regreso, con lo que puedo aprovechar todo el resto de la tarde -esta todo planeado-. Además... después de 6 años pasandome el verano en la biblioteca no creo que note alguna diferencia.

Por lo tanto, mi tarea de hoy ha sido la de crearme un calendario que calcule los días restantes para irme de vacaciones y me vaya dando mensajes de animo, -!ánimo chaval que tu puedes¡-. Y aunque aun estemos a febrero y tenga a mi jefe dando berridos a mi lado dandose cuenta de que no tenemos presupuesto para el proyecto... yo prefiero intentar sonreir y pensar que no pueden ir las cosas tan mal, ¿no?, en fin... yo me voy de vacaciones en 107 días... -¿que mas puedo pedir?-.

Escrito por javi a las 10:50 a. m. - Ver comentarios

lunes, febrero 02, 2009
El día de la marmota
Hoy es un día como otro cualquiera... con la peculiaridad de que estoy feliz pues hoy he pedido mis días de vacaciones. Ahora solo falta esperar y que me las confirmen... para al menos tener esa ilusión desde hoy hasta que me marche.

Por aquí las cosas evolucionan como siempre... llego cada mañana de lunes como si el viernes nunca hubiese llegado, y al igual que cada día se repiten las mismas historias. Al fin y al cabo, y ya es coincidencia, estamos atrapados en el tiempo al igual que Bill Murray en el día de la marmota.

Como cada mañana, llego a la oficina y siempre están las mismas caras madrugadoras, con ojos negruzcos tras un fin de semana quizás un poco movido y la mala cara de tener otras 40 horas de trabajo por delante, con sus consecuentes horas de atasco y postpreración después de levantarse.

Me siento en mi puesto de trabajo e invento nuevos retos para esta semana nueva. Te buscas divertimentos y los disfrutas lo máximo posible.
Enciendo el ordenador y sigo mi rutina diaria. -Correo abierto, correo de la empresa abierto, foro del juego comentado, páginas varias ojeadas...-. Perfecto, todos tus retos han sido cumplidos en un tiempo record de apenas 20 minutos, -¿y ahora que?.
-Buenos días Eva, ¿que tal el fin de semana?-. Intento de absorción de otra alma en pena.
-Aquí... intentando arrancar el ordenador que va a pedales-.

Notas por su tono de voz la necesidad de ir a tomar un café, con lo que levanto el cuello un poquito mas y atraigo a otros 2 entes que se encontraban absortos mirando las líneas del techo.
Los "10" minutos del café pasan mas rápido de lo normal, con lo que tras ofrecer una segunda ronda y la consiguiente sensación de responsabilidad, se produce tu vuelta al puesto de trabajo y como no... el aburrimiento.

El aburrimiento en el trabajo es uno de tus grandes enemigos... cada segundo parece un minuto, y ves como la gente se mueve a tu alrededor a pasos de tortuga. Contra mas veces miras el reloj mas lento pasa, con lo que yo prefiero poner mi calendario de por medio tapando el reloj de mi escritorio.
Poco a poco todo el mundo va llegando, y aunque las primeras horas de la mañana pasan medianamente deprisa, temo por las 10.00, pues es la hora a la que mi jefe aparece por la puerta. Hasta esa hora aun siendo lunes y teniendo que aguantar de toda la semana por delante, se intenta mantener un espiritú de "felicidad imaginaria" que no te hunda en la miseria... pero con su llegada todas esas esperanzas se desvanecen... y comienza la misa interminable.
Yo lo llamo la "misa interminable" pues el es el predicador de la oficina.

Escuchas el "clin" del ascensor y ya notas el estremecer de las paredes al sentir sus rugidos. Se hace el silencio en la oficina.
En mi mente aparece la imagen de un antiguo minotauro, con un anillo de hierro en la nariz, y grandes pezuñas de toro que aporrean el suelo acompañados de bufidos producidos por su húmedo ocico. Sus grandes cuernos de diablo brillan sobresalientes del ascensor entre la nube de oscuridad que le acompaña donde vaya... Las luces de la oficina parpadean con el retumbar de sus pisotones -PLOM-, -PLOM-, miro mi vasito de agua produciendo ondas como si de un tiranosaurio se tratase.
Aparece por la puerta corriendo y produce la estocada de una de mis compañeras que cargaba con una torre de papeles, lanzandola por los aires y produciendo un grito de terror.

Se pueden escuchar los gemidos de miedo en el ambiente y se siente el temor en sus cuerpos.

-¡¡El fin del mundo se acerca!!-.
Mi jefe acaba de llegar y ya le tengo sentado a mi lado despotricando de toda persona inferior a su superioridad mental (todo el mundo).
-¡Sois unos putos inutiles!-. Lanza a los cuatro vientos gritos de apoyo y animo a su rebaño.
-¡Cuando lleguen incidencias nos van a dar una patada en los huevos a todos!-. Llegados este punto es cuando ya te das cuenta de que se lo cree y decido desconectar, con lo que la misa interminable se convierte en otro episodio de Benny Hill, al son de su melodía, donde el no deja de dar vueltas por la oficina cual tornado arrasando con todo ser viviente que se interpone en su camino.


Las 11.30 y por fin la hora del cafe... estiramiento de cuello y comienza el desfile.
-Este tio es subnormal-. Tema de conversación principal en la hora del café.
Al menos esa media horita se pasa de un modo bastante agradable y consigues que la mañana vuelva a tomar un rumbo de felicidad.

Como mi amigo Alberto dice... -entre que subimos a la oficina, vuelves a encender el ordenador y tal... la hora de comer-. Y así es, antes de que te des cuenta son las 14.00 y por fin la hora de comer.
Solamente la intriga por saber que habrá de comer en el buffet de la empresa te permite soltar una sonrisa, y quieras que no... ya tienes medio día terminado... ánimo chaval que en poco tiempo te vas a tu casa.
-Coles de bruselas y merluza cocida-. Joder, menuda guarreria. -¿Nunca se les habrá ocurrido hacer un test sobre que le gusta a la gente?-.
La mujer del comedor te trata de "cariño, encanto, guapo", pero la delicadeza con la que rebaña el cazo en tu plato no tiene desperdicio -puiiig-. Se te escapa un suspiro de desesperación y trás una comida acelerada vuelves a la oficina.


Llega el punto de la cabezadas... y es que después de comer debería de estar prohibido trabajar. Ya no tienes ninguna excusa para escaparte de la oficina hasta que sea tu hora... y probablemente las ganas de hacer algo sean nulas, con lo que ya puedes rezar para que el tiempo pase lo mas rápido posible y lleguen las 17.30 para salir escopetado por la puerta.

Atasco, ducha, cena y joder... ya es la hora de dormir. No has cerrado un ojo cuando...
-¡¡buenos días excursionistas!!, hoy será otro frio día, porque... ¿que día es hoy?, si si si, ¡¡hoy es el día de la marmota!!-.

Escrito por javi a las 9:35 a. m. - Ver comentarios

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