sábado, mayo 09, 2009
Todo llega
En la vida de un hombre siempre llegan momentos que intentamos evitar o aceptar de que nunca nos llegarán, momentos que son habituales en tu vida y siempre has comprendido de que ocurrian porque tenian que ocurrir, pero sin saber muy bien como, no te afectaban y las cosas funcionaban a la perfección... hasta que ese día llega.

Mi madre, que se ha ido a trabajar una semana a Alemania nos ha dejado solos a mi padre y a mi, y habíamos llegando al punto de crisis: -¡no nos quedan gayumbos limpios!-.

Tras un rato de pánico y desesperación, echarnos las manos a la cabeza y correr por el pasillo pensando soluciones alternativas... -quizás podemos apañar algún trapo o camiseta a modo de pañal-, -en algunas películas he visto que lleva una hoja de parra atada con un nailon- nos hemos dado cuenta de la cruda realidad.
-¡NO!, creo que vamos a tener que poner la lavadora-.

-¡¡DIOOS!!, ¡¡eso no!!-.
Tras minutos de divagación y suspiros, y varios tirones de pelo, nos hemos lanzado a dar el paso.
Con mucho miedo y lentitud, poco a poco nos hemos aproximado a la nevera y no... esta vez no ibamos a coger una cerveza, ibamos a usar ese trasto cuadrado que se encuentra justo al lado en el suelo. Ese aparato que tantas cosas tiene encima y nunca hemos sabido de su existencia.

Allí estabamos... como los monos de "2001. Una Odisea en el espacio" mirando la pieza de metal que acaba de caer del espacio.
-Uh uh uh uh uh-, me acerco con un calcetin y le arreo un golpe. "No pasa nada".
-¡¡WHU WHU WHUH WAHA!!-, me tiro en plancha ante la caja y me veo reflejado en el cristal del centro.

Meto la ropa, -ummm, ¿blanco, ¿amarillo?, ¿oscuro?, ¿suave?, ¿resistente?-. -¡¡¡DIOS!!!, ¿porque nos hicistes esto madre?, ¿¿¿porquee??-.
Mi padre viene a apoyarme y a ayudarme a meter todo de un empujón dentro de la máquina.

-Un, dos, tres-, giro varias veces la ruleta y le doy al botón que pone "¡". Claramente tiene pinta de un dedo pulsando un botón, con lo que por descarte ese tiene que ser el interruptor de encender.

La lavadora comienza a hacer ruido y se crea un momento de silencio, los dos monos mirando el interior esperando cualquier cosa, cuando... -¡click!-. Aquello comienza a dar vueltas.

Suspiros de relajación, un abrazo de ánimo y varios alaridos de alegria. Hemos cumplido está misión y podemos celebralo.

¡Que corra la cerveza!.

Escrito por javi a las 11:07 a. m. - Ver comentarios

Copyright © 2008 Mi vida en dos líneas, marca registrada de MaQJaV en España y/u otros paises.
Diseño original por MaQJaV - versión 3.0