jueves, agosto 06, 2009
Los suegros
El viaje había llegado a su fin y era hora de dar el siguiente paso, conocer a su familia. Tras muchas conversaciones entre ellos y buenas estimaciones había caido bien, pero ahora era el momento de demostrarlo.

El viaje de vuelta fue eterno y según nos ibamos acercando mas nervioso estaba.
Por suerte en el desayuno de aquella mañana, otro típico desayuno a base de bacón, huevos revueltos, cuatro tostadas, dos cuencos llenos de frutas tropicales, un yogurt, un café, un zumo, 4 magdalenas y un puñado de crispis, me había saciado lo suficiente como para que me entrase la modorra y fuese medio dormido.

Una vez salimos de la carretera seguidos por el GPS, nos saco por otra carretera que no conociamos, cuando... -¡ostias!-, comienza a gritar, -¿pero que paaasa?-, -¡una rotonda!-. Aunque esto suene de lo mas absurdo en un blog en español, tengo que explicar que cuando estabamos en Suecia y recogí a sus hermanas en el aeropuerto, nada mas salir a la carretera se quedaron pasmadas mirando "su primera rotonda", lo cual vino seguido de la pregunta -¿como narices funciona esto?, ¿y como sabes cuando tienes que entrar?-.
Aquella conversación había tenido lugar un año antes, con lo que mi vaga explicación había caido en saco roto y sin frenar y mirar a ninguna parte, nos precipitabamos cual bala hacia la dichosa rotonda.

-¡Vamos a morir!-. Aquellas palabras estaban formando demasiado a menudo parte de mi vocabulario en inglés, lo cual no me resultaba del todo agradable.

Casi subiendonos en la rotonda y con un bordillazo en los bajos a una media de 80km/h, cruzamos la rotonda como dos malditos condenados en una persecución. -Gracias a que no había ningún coche-. Supongo que como nadie sabia como funcionaba nadie pasaba por allí.

Empezamos a pasar granjas al puro estilo Smallville y cultivos, cultivos y granjas, algún campo de extracción de petroleo y mas cultivos. La verdad... es increible el ver un cuadrado de arboles entre cultivo y cultivo e imaginarte la cantidad que han tenido que talar. -Increible-.

Pasada la cuadricula dichosa de carreteras, por fin llegamos a la que nos conduciría a su pueblo.

-Y esto es Lucan-. Miro a un lado, nada, miro al otro, un tractor oxidado del siglo XIX. -Pero si aqui no hay casas-. Cuando entramos en uno de estos pueblos americanos americanos, con sus casas bajas, fachada de ladrillos y fondo de madera.
-¡Estamos en el oeste!-. Si no hubiese sido porque estaba lloviendo y los cultivos estaban verdes, habría jurado ver a Clint Eastwood con su poncho y su sombrero sentado al lado de la tasca.

Dejada la calle central, nos adentramos en el como no, típico barrio americano, con sus casas gigantes, sus grandes terrenos de cesped, el buzón en la acera y una calle tan ancha como para albergar a 4 carriles.
-¿Eres de familia rica y no me lo habias dicho?-.

La bienvenida fue genial. Aun sin hablar el inglés perfecto, no hubo en ningún momento algún tipo de problema, y ya que a sus hermanas las había conocido en Europa, todo fue mucho mas facil.

-Hemos preparado una barbacoa de bienvenida-. -¿Barbacoa?-.
Trás las dos cajas de donuts de los días anteriores y tantísimas cervezas como llevariamos en el cuerpo, aquella tarde y toda esa montaña de carne serían el desencadenante de un aumento de peso exponencial.
-Un día es un día-.

Escrito por javi a las 8:58 a. m. - Ver comentarios

Copyright © 2008 Mi vida en dos líneas, marca registrada de MaQJaV en España y/u otros paises.
Diseño original por MaQJaV - versión 3.0