jueves, julio 16, 2009
Carreteras tenebrosas
Finalizado nuestro viaje por Toronto y habiendo conocido el resto de puntos clave, la siguiente parada en nuestro viaje sería Bon Echo, donde acampariamos por 2 noches. Se trata de un parque natural situado en el centro norte de Ontario.

La particularidad que tiene este parque respecto a los demás, es que a la llegada al parque natural, te dan una canoa donde meter todo el equipaje y cruzar a remo hasta una isla en el centro de un lago gigantesco donde puedes hacer acampada libre.

El día había amanecido lloviendo, pero parece ser que en Canada esto no resulta un problema, al fin y al cabo la temperatura era de unos 15º y la tienda de campaña era impermeable -bueno... de perdidos al río-.

De camino al parque, a unas 2 horas de Toronto, decidimos hacer una parada para visitar a una tia de Heather. -Menuda pedacho de casa-.
Tras cenar con ellos (lo que viene siendo comer aquí tarde) y conocer a sus primas, retomamos el rumbo al parque. -Tia, ¿a que distancia esta Bon Echo?-, -yo diria que a unas 3 horas-. -¡¡PUUFFFF!! (el agua que bebia sale disparado de mi boca), perdón, ¿has dicho 3 horas?-.

5.30 de la tarde y saliendo por la puerta, dirección a comprar unas cervezas a la cervecería. Al igual que en Suecia y en otros paises nórdicos, el alcohol solo se puede comprar en una licorería o en el caso de la cerveza, en una cerveceria.

Las carreteras en Canada (por no tener a penas montañas), se trata de un trazado cuadricular por todo el pais, con lo que el intentar ir en diagonal supone un muy largo viaje.

Dejada la autopista general tiempo atrás, seguidos por un GPS un tanto rudimentario, comenzamos a pasar pueblos a cual mas pequeños y mas separados, dejando la civilización atrás y con ella y el paso del tiempo, la poca luz que se podía recibir tras las nubes de tan lluvioso día.

Pasadas las 3 dichosas horas y casi anocheciendo, llegamos a la puerta del parque donde una garita iluminada y completamente desértica se encontraba a la entrada.
-Ummm, que raro... la barra esta subida, asi que vamos a intentar entrar a ver si hay gente dentro-.
Dimos varias vueltas de reconocimiento y no había ni un alma, con lo que decidimos coger un camino de arena que llevaba hasta el lago (7km).

Pasados los 7km y casi a oscuras, en lo mas profundo del bosque, localizamos una vaya con prohibido el paso y una señal hacia el lago para ir andando (2 km).
El camino totalmente inundado en fango negro impedia el paso, además de la tremenda tromba de agua que no dejaba de caer.

En tal momento de desesperación sin ningún tipo de plan B, fue imposible que la pobre chica echase a llorar. -No te preocupes, volvemos al pueblo anterior, donde me pareció ver un hostal, pillamos una habitación y pasamos la noche-.

El pueblo anterior no tenía ningún tipo de hostal, con lo que decidimos seguir la carretera en busca de un lugar donde echar una cabezada.

La noche cerrada había caído sobre nosotros, el agua no cesaba de caer y el GPS no dejaba de contar los km hasta el siguiente pueblo (30km). Pasada la distancia que nos iba cantando el aparato, llegamos a un cruce donde recalcula y nos indica otros 40km mas. Tras otro momento de desesperación y el depósito de gasolina con 2 rayitas, decidimos volver al primer pueblo donde buscar una gasolinera, repostar e intentar seguir buscando.

A la llegada al pueblo anterior, la civilización había desaparecido, ninguna luz, ningún alma, todo cerrado... y lo peor... el único surtidor de gasolina del pueblo también estaba cerrado.

En ese momento no pude parar de imaginarme la típica película donde una pareja de turistas se pierden y acaban en un poblado encantado.

Mirando el GPS localizamos un hotel a 14 km de nuestra situación, donde quizás pudiesemos dormir, pero tras el viaje de vuelta al pueblo la luz de reserva se había encendido, y tan solo tendriamos gasolina para un único intento.
Al recorrer los 14 km llegamos al final de una carretera donde seguía un camino de tierra y donde una señal de madera indicaba "Hostel".
-En que momento habré visto la dichosa película-.

Seguimos el camino embarrado hasta llegar al final, dentro del bosque, donde una vaya metálica improvisada con unas chapas indicaban la dirección al hostal en lo alto de una colina. Miré hacía arriba por un momento y pude apreciar una luz en el interior.
-No vayas ahí...- . Aunque en la mayor de las películas siempre dicen eso y cuando vas acabas asesinado, supuse que en la vida real esas cosas no sucedian. -No te preocupes, voy a echar un vistazo y vuelvo, no tenemos otro sitio donde ir-.

Subí aquella cuesta como buenamente pude hasta la puerta del hostal. Aquella casa vieja, con un porche de madera, me recordaba a la casa de "Los Goonies", donde el pasadizo hacia el tesoro pirata se encontraba en su interior.
Disipe una mugrienta ventana desde la cual salia la luz, y me asome para ver que había en el interior.

Como en la mas escalofriante de las películas, en su interior disipé la mesita donde se debería de encontrar el recepcionista (estaba vacio), con su campanita sobre el mostrador y un frigorifico de ultramarinos en un lado.

De haber aparecido alguien en aquel momento habría sido tal el miedo que posiblemente me hubiese meado en los pantalones.

Una vez de vuelta al coche y sin nada que hacer, la mejor solución fue la de volver al pueblo anterior e intentar buscar un sitio donde aparcar y dormir en el coche, hasta que a la mañana siguiente pudiesemos rellenar el deposito y continuar con nuestro viaje.

Escrito por javi a las 10:24 a. m. - Ver comentarios

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