viernes, julio 31, 2009
Ottawa
Sin duda creo que fue la mejor época para ir a la ciudad. Finales de la primavera, un día caluroso y soleado nos esperaba a la mañana siguiente.

Ottawa es muy conocido por su canal. Cruzado por un rio (con un nombre francés del cual no me acuerdo), hace muchos años fue canalizado con una gran obra de ingenieria y ahora la ciudad se mantiene a lo largo de todo su cauce.

A lo largo del canal han hecho un parque eterno con rutas en bicicleta, con lo que no dudamos en alquilarnos un par de ellas y recorrernos el canal entero (o casi).
Gente haciendo deporte por todas partes, los niños en los parques y como no, ardillas, ardillas por todas partes.
Lo que al principio fue un -¡mira una ardilla!- a todas horas, llegado ese punto era como -¡quita bicho!, que te pillo con la bici-, como si de una paloma se tratase.

Fueses por donde fueses agua y arboles. Sin duda es la capital mas verde que he visto en mi vida, y no por ello la mas pequeña.

Pasada la mañana de ruta con la bici, nos dirijimos al nucleo central, donde se encontraba el mercado. A modo de mercadillo de "los miércoles", la gente vendia sus verduras y todo tipo de cosas. -Umm, que pinta tienen esos panecillos-.
Sin duda alguna lo mas típico hablando de comida en Canada, es todo lo relacionado con la pasteleria. Donuts, panes, panecillos y todo tipo de panes con cosas dentro es lo mas rico que puedes encontrar, y ya si lo acompañas con una cerveza fria sentado al lado de un lago, aquello no tiene precio.

-¿Nos tomamos una cerveza?-.
Por la tarde habiamos quedado con una amiga nuestra que vive en Ottawa, y decidimos hacer tiempo tomandonos unas cervezas.
-Vamos a este sitio que tiene buena pinta-.
No, buena pinta no, aquello era lo mas original que te puedes echar a la cara. Típico bar americano, de madera, con moqueta, vidrieras y taburetes, con la camarera en la barra limpiando un vaso con un trapo roñoso y un grupito de viejos sentados en una mesa. Solo les faltaba el gorro de vaquero y la escupitera.
-¿Nos pones una cerveza?-, a lo que nos contesto, ¿cual quieres?.
-¿Como que cual quiero?, ¿tengo para elegir?-
Si señor, en todos los bares de Canada tienen una larga (y resalto, larga) lista de cervezas, e incluso si alguna no la conoces, te sirven un vasito para que la pruebes.
-Creo que voy a tener un orgasmo- (hablando en español). -Sorry?-, -nada, nada, ponme esta misma-.

Cuando yo muera si voy al paraiso quiero que me envien a Canada.

Tras un par de cervezas y -¡ostias!, la propina-, con un dolor de bolsillo pero una risa en la cara, nos marchamos al parque central a tomar un pincho de pan relleno de jamón. Creo que si empezase a hablar de todos los tipos de panes que puedes encontrar, acabaría siendo como el amigo de Forest Gump (gambas asada, sopa de gambas...).

Tras el picnic llegó la hora de la visita, y como no, nos fuimos a una de esas terracitas que invadian la ciudad, y por suerte había partido de hockey. -¡Toma ya!, ¿con quien vamos?, ¿con los de negro?, venga pues, ¡vamos chicos!-.
Aunque ellas empezaron a hablar de cosas de mujeres, no puedo decir que me aburriese, pues ver aquel espectáculo era bien divertido.

Para rematar la noche y con un cansancio y medio moco de tres pares de narices, recorrimos todo el parlamento de noche y tomamos varias fotos de tan bonita vista.

Sin duda, una gran ciudad para visitar en Canada.

Escrito por javi a las 12:33 p. m. - Ver comentarios

Copyright © 2008 Mi vida en dos líneas, marca registrada de MaQJaV en España y/u otros paises.
Diseño original por MaQJaV - versión 3.0