jueves, diciembre 17, 2009
10 minutos en la cama
Allí estaba durmiendo, bajo mi colchón de lana gordo, con mi pijama de borreguillo, con la parienta hecha un burruño en el otro lado de la cama, espatarrado y en ese momento de consciencia donde averiguas que aún te quedan 10 minutos para dormir y los disfrutas como si en ello se te fuera la vida... cuando por mala pata lo piensas un segundo mas de lo debido y te desvelas. Miras el reloj y te das cuenta de que uno de esos 10 maravillosos minutos ha pasado y que el momento de levantarse es inminente.

-Joder-. Hagas lo que hagas y pienses lo que pienses tienes que ir a trabajar y por ello vas a tener que hacer el esfuerzo de moverte y empezar a vestirte.

Asomas un pie tembloroso por el borde de la cama, y no hace mas que asomarse tu dedo pequeño y entrar en contacto con el aire frío de tu cuarto, que todo tu cuerpo se arruga y se eriza como un pollo desplumado. -¡Su puta madre!, hoy va a ir a trabajar quien yo te diga-.

Metes el pie bajo las sabanas y te das la vuelta, con la esperanza de poder aprovechar los 7 minutos restantes, pero con la mala suerte de que el frío te ha llegado hasta los huesos y no te deja dormir, con lo que no haces mas que pensar en todo lo que tienes por delante del día.

Vuelves a mirar el reloj y las luces verdes de tus dígitos te hipnotizan. Lo que al principio son palitos que forman números, cambian de forma y se convierten en palabras del tipo a "no seas tonto y sigue durmiendo, o date la vuelta y haz como que no hubieses visto la hora".

Recuerdas aquellos maravillosos días de universidad en los que en lugar de dormir esos 6 minutos, los aprovechabas en autojustificarte con 101 razones para no ir a clase.

Toda la concentración necesaria para aprender a pilotar un submarino nuclear puede ser invertida en ese pequeño periodo de tiempo para llegar a la conclusión de que... "a primera hora tienes Física y como has faltado una media de 2 clases a la semana, lo cual supone un 45,5% del total, que restada aquella mañana que fuiste a tomarte un croisant a la plancha, que todo sea dicho, estaba de puta madre y habrá que ir a repetir, y aquella otra mañana, que por razones que no llegaste a comprender, decidiste darte la vuelta a mitad de camino, suponiendo que tus estudios se estiren un total de otros 3 años, y suponiendo que tu mejor compañero, que toma unos apuntes cojonudos y que por lo general, te los suele dejar, sería posible que si en lugar de levantarte en los 5 minutos restantes para ir a clase, te pudieses dar la vuelta y levantarte a las 12 de la mañana, y ya con la excusa de que es un poco tarde, irte directamente a por el pincho de la 1 y si tienes suerte empalmar con el laboratorio de la tarde".

Sin embargo ese tiempo ya pasó, y no haces mas que mirar la espalda de tu novia y pensar en lo sexy que está con ese conjunto de ropa interior que muy desinteresadamente le compraste para su cumpleaños.
Miras el reloj y te quedan 4 minutos. -4 minutos... 4 minutos...-, miras a un lado, miras al otro, -4 minutos...-. Le das un codazo como quien no sabe la cosa y lanzas una expresión de disculpa -chst, ayyy... lo siento, ¿te he despertado?-.

Ella refunfuña y tira de la sabana dejándote con los riñones al aire y encima con el mosqueo de no haber conseguido lo que te estabas proponiendo. -En fin... para 3 minutos que quedaban, pues mejor así-.

Das otro tirón y recuperas tu sábana -!JA¡, me voy a ir a currar, pero la manta me la gano yo-, con sonrisa de satisfacción y de gloria. -Otra batalla vencida-.

Miras el reloj y quedan 2 minutos. -Jooder..., y encima tengo el marrón este en la oficina...-, en lo que pensando se te cierran los ojos... primero uno... luego el otro... luego los dos...
Para cualquiera que pudiera verte estarías como Millán Salcedo de Martes y Trece en su famoso esquech de "¿Esta Encanna?".

En lo que sin verlo ni quererlo caes en un profundo sueño cuando el dichoso "click" y el consiguiente ruido de radio desintonizada trona en tu cabeza, y con un gesto rápido y un intento de suicidio con tu almohada, decides levantarte y enfrentarte al frío polar ártico que invade tu habitación mientras tu novia como una momia, se envuelve bajo las sábanas y se queda durmiendo.


Pero que injuuusta es la viiida.

Escrito por javi a las 8:07 p. m. - Ver comentarios

jueves, septiembre 24, 2009
Una noche de terror
Aun con un poco de resquezor por haber tenido que pagar los 30 dolares cuando claramente la entrada era gratuita, pasamos al camping y descubrimos de que estabamos prácticamente solos.

Un camping en Canadá no tiene nada que ver con los campings que conocemos, ya que son inmensos y te puedes perder con mucha facilidad.
Pasamos las explanadas donde acampan los trailers, pasamos la zona donde se montan carpas para los campamentos de verano y espectáculos veraniegos, la zona de los domingueros canadienses, la de acampa bajo un árbol si te atreves y ya cruzados casi 15 km de bosque, la parte donde tienes tus "fincas" y aparcas en la que mas te guste.

Ya que no teniamos competencia cogimos la mas grande y mejor situada, una pegada a un bosque completamente cerrado, con mucho sol y con mucha sombra -perfecto-.

Lo primero que hicimos fue sacarnos unas cervezas y ponernos el bañador para pegarnos el primer nado del año.
Bajando unas escaleras de madera que bajaban un acantaliado, llegamos al río donde se encontraban las cataratas.
Para que os hagais una idea, se trataba de un río de color rojizo, que con el paso del tiempo había cortado la llanura por la que pasaba y se había convertido en todo un cañón rocoso y entre estas piedras, se había formado un escalón de cataratas.

Por suerte no cubría demasiado y a mi sorprender, el agua estaba templadita -que raro...-, con lo que cruzamos justamente hasta la parte superior de estas mini cascadas y donde nos sentamos tranquilamente a ver el tiempo pasar mientras el agua se cortaba con nuestras espaldas.

Tras tan agradable baño y ya echada la tarde surgió el hambre, con lo que para variar, preparamos la gran hoguera (esta vez cogiendo la leña justamente del coche, el cual estaba pegado a la chasca).
Hamburguesas, mas perritos y unos panecillos de pizzas cayeron uno tras otro. Definitivamente me había olvidado por completo de lo que era la dieta mediterránea, la verdura o cualquier otro derivado alimenticio que no tuviese mas del 25% de grasas.

Pasada la tarde y una larga caminata por los alrededores, comenzó a caer la noche, y con ella la oscuridad. Aunque por la mañana nuestra parcelita tenia bastante sol, por la noche, bajo los árboles, no se podia ver a mas de un metro de la hoguera, con lo que nos acercamos bien las sillas y comenzamos a quemar Marsmelous con chocolate y galleta.

-Dejame que te tome una foto-.
Pasamos la noche de charlas cuando comenzamos a escuchar ruido a nuestro alrededor.
-¿No tienes la sensación de que algo corre a nuestras espaldas?-. Andaba preguntándole cuando una a una pasaba las fotos recién hechas y en una de ellas aparecen 2 ojos brillantes y verdes en el fondo.

No dude en armarme con una botella y sacar la linterna para ver que estaba ocurriendo, cuando alumbro a la zona de atrás y veo a cuatro mapaches corriendo a nuestro alrededor y a un quinto metido en la nevera.
-¡¡Que se lleva la cerveza!!-.
Lance la botella y me puse a correr tras los bichos sin parar.
-¡Pero no les pegues!, solo tienes que correr tras los raccoons-. -¿Raccoons?-. -¿Esta es tu rata grande?, vamos no me jodas-.

Debido a que el camping estaba totalmente desavitado y que era el comienzo de la temporada, los animales que habían dormido durante todo el invierno venian al rico olor de las hamburguesas, y poco a poco lo que eran 4 o 5, se convirtió en toda una manada.

Equipados con las linternas y alguna que otra piedra, no paramos de dar vueltas de vigilancia para intentar ahuyentarles.
Los mapaches, estás graciosas criaturitas que se ven en la tele, tienen unos colmillos de unos 5 cm y miden mas de 1 metro de largo (incluida la cola), con lo que no son tan graciosos una vez los tienes delante.

Bien cerrada la noche y cansados de dar vueltas, decidimos guardarlo todo y marcharnos a una pradera que habíamos visto por la mañana, donde poder tumbarnos y recordar aquellas clases de astronomía en el instituto. Había olvidado lo que era un cielo estrellado.

Una vez de vuelta y con los bichos aun a nuestro alrededor, decidimos ir a dormir, pero lo nuestro nos costo, ya que no hacian mas que corretear y pelearse por las últimas migas, y joder... estos bichos gritan como las personas.
-¿Sabeis como gritan los ratones?-, pues el mismo sonido pero en un bicho de 1 metro.

Menuda nochecita.

Escrito por javi a las 8:04 a. m. - Ver comentarios

lunes, septiembre 14, 2009
Mundos diferentes
Nuestra siguiente excursión consistió en otro fin de semana rodeados de la naturaleza al lado de un parque natural con unas cascadas muy famosas, de aquí viene el nombre del camping "The falls".

Durante mucho tiempo mantuve una duda en mi mente que cada vez me tenía mas intrigado. ¿Como narices llamas por teléfono al número 00017-THE FALLS?. Bueno... aunque supongo que muchos ya lo sabréis, es algo que tengo que compartir con toda esa gente que al igual que yo, no hacen mas que preguntarselo.

Pues bien, aquí va la respuesta... Los teléfonos americanos, el aparato con el que llamas, tienen letras (como los móviles), desde posiblemente antes de la existencia de estos. Como la superficie en Canadá es tan inmensa, la arquitectura de la red telefónica no tiene nada que ver con la española, pero si con la europea, con lo que imaginaros en España una red en la que cada provincia tiene su propio prefijo internacional (2 números mas), y que al estar realizando una llamada al extranjero, se requiere de otros dos 0 al comienzo.

Al final tienes un chorro de números por provincia, en la que puede que no haya mas que una ciudad o un par de pueblos (como se da en las zonas nórdicas), que para facilitar su memorización, cambian el número por cualquiera de las tres letras que la tecla contiene, con lo que el número anterior se convertiría en el... 00017-843-32557.

-Otro gran enigma descifrado para la humanidad del otro lado del mundo-.


Como no queríamos que nos ocurriese la misma peripecia de la vez anterior, llamamos para asegurarnos de que no existiría ningún tipo de problema al llegar. La desgracia fue que coincidió con un fin de semana, y como estábamos en temporada baja no había nadie en la oficina. Igualmente pensamos que no por ello debía de estar cerrado el parque.
-En fin... es un parque natural, ¿como puedes cerrar un área de no se cuantas decenas de kilómetros cuadrados?-.

Aun con la tienda de campaña llena de barro y los trastos del viaje anterior, llenamos el coche y partimos hacia el norte a una nueva aventura.

El viaje duro un par de horas, pero aun siendo largo, todos aquellos paisajes te acortaban el eterno viaje por carreteras en obras.

Al llegar a la entrada del parque nos encontramos con la puerta abierta, pero como viene siendo costumbre en ese país, ni dios en la taquilla... pero... -¿que cojones es esto? (pregunté).
Justo al lado de la caseta nos encontramos con un muñeco de metal, al cual no dude lo mas mínimo en nombrarle "The Tin Man", la versión original del nombre "El hombre de hojalata" del Mago de Oz.

Este monigote de metal sostenía un cartel en sus manos, que muy a mi sorpresa expresaba paso a paso como obtener un sobre, depositar 30 dolares en su interior y con ello pagar la entrada honrando al sistema de honor.

Mire a un lado, mire a otro... -yo no veo ninguna cámara, ¿están de broma no?-.

El sistema de honor canadiense, donde un panadero en la mañana de domingo decide sacar sus barras de pan a la puerta y un cestito con el mensaje "coge un barra y deja 1 dolar".

Aunque mi picaresca española no hacia mas que gritarme por ambos lados, -no dejes un duro y asomate a ver si alcanzas uno de los sobres-, mi buena compañía y mi interés por acostumbrarme a sus "normalidades" me hicieron sacar los 30 dolares y echarlos en el buzón.

-Solamente por eso deberían nombrarme Santo-.

Escrito por javi a las 8:31 p. m. - Ver comentarios

jueves, agosto 27, 2009
Carreras de coches
Tras varios días de reposo decidimos cambiar un poco y seguir con los viajes, con lo que esta vez nos fuimos a las orillas del lago Hudson.
Por allí la gente en verano no se marcha a las playas o a otros paises, supongo que además de que todo les pilla lejos, ya tienen demasiado por conocer en su propio pais como para ir a otro, con lo que la gente se desplaza a los campings o parques naturales.

Allí proliferan los parques de trailers y carabanas, y como no, ella disponía de uno en medio de un parque natural (esto si que va a ser divertido).

Esa misma mañana preparamos el petate, la nevera y nos fuimos para allá.

Aunque he dicho que la gente no se mueve a las playas... bueno, no se mueven a las playas del mar, pero ya que los grandes lagos son tan extensos, estar en su orilla es como estar en la playa del Mediterráneo.
Resultó que justo al lado del parque natural esta el pueblo de Grand Bend, una zona totalmente veraniega donde la gente va por las calles en todo terrenos descapotables y ves a la gente en bikini y todas las tiendas rollo paseo marítimo.
Por un momento me sentí como en American Pie 2, cuando los chavales llegaban a la casa del lago.

Pasamos la mañana de paseo y toda la tarde por los alrededores y ya de paso conociendo algunas amistades.

A la mañana siguiente nos levantamos con intención de pasar el día en las carreras de coches. Justo al otro lado del parque había un circuito de velocidad, donde estos coches larguísimos con dos ruedas gigantes corren en una recta para ver cual alcanza mas distancia.
Resulto que no solo había coches de estos, si no que se echaban carreras con coches gigantes tuneados, motos de nieve tuneadas y todo tipo de vehículos que se pudiesen tunear. Solo eché de menos el típico tiranosaurio mecánico de los Simpsons que sale comiendose los coches.

Una agradable mañana viendo todo tipo de coches y por la tarde ronda de cervezas, helado, barbacoa y atardecer alrededor de la fogata.

Creo que podría acostumbrarme a esto.

Escrito por javi a las 8:15 a. m. - Ver comentarios

jueves, agosto 20, 2009
Living in Canada
Tras el viaje y algún día de descanso, comenzamos a invertir el tiempo en hacer lo que vienen llamandose "cosas típicas".

Con lo que aquel día decidimos ir al cine y luego a cenar.
Es curioso el tema de los cines, para estar en una de las ciudades mas grandes en las cercanías de Toronto y para ser uno de los paises que mas películas producen o actores tienen en la gran pantalla, son bastante pobres y nada mas que tienen un par de salas. Supongo que es imposible poner una media de 10 salas por pueblo con las distancias que los separan.

Decidimos ver "Hangover". Para los que no sepais inglés, está pelicula ahora de estreno en nuestros cines, se llama "Resacón en las Vegas" (o algo así).

Cuando era mas jovencillo y empezarón a proliferar las películas en DUAL (con dos idiomas, español e inglés), siempre fuí muy reticente a escucharlas en versión original. -A mi no me gusta leer-, solía decir.
Una vez empiezas a conocer el idioma y haces el amago de ver tu primera película en versión original, es cuando te das cuenta del destrozó que suelen hacer los dobladores, quitándole toda la originalidad a la película. Con lo que aquí os mando el consejo de hoy -ver las películas en su idioma nativo, y aprende-.

Allí estaba, en medio del cine viendo aquella comedia en su idioma original y con mi cubo de casi 2 litros de coca-cola (serán brutos). Pues como que esto va a estar divertido. Entendí casi un 90% de la película, de lo cual me sentí muy orgulloso (tampoco es una de estás películas donde sea necesario entender todo a la perfección).

Trás unas risas con la película y salir del cine meandome vivo, me enteré de que en varios sitios de Canadá (incluyendo los cines), te rellenan los vasos si quieres -¡GRATIS!-. Pues ya lo que faltaba. La próxima vez me compro el pequeño y salgo a rellenarlo cada dos por tres.
Con lo que ya saliendo por la puerta, recargué mi cubo de nuevo por si acaso (me mueero).

Estuvimos dando un paseo por la ciudad donde la gente corria por todas partes y todo sea dicho, donde pude descargar la presión acumulada (peeerdoooon); una mujer corriendo por allí, un hombre por allá, ¡todo un maratón viene hacia nosotros!.
Tienen la mentalidad y son conscientes (tanto ellos como nosotros), de que comen fatal y el modo de compensarlo no es comer mejor, es salir a correr de vez en cuando, de tal modo que quemas lo consumido. Supongo que deberían de pararse a echar números y tener en cuenta de que si comes 3000 kcal en un día, que contienen mas de un 25% de grasas, tendrás que pasarte casi sin comer 3 días y corriendo a todas horas para poder quemar lo consumido.

Tras el paseo y sin mucha hambre, nos fuimos a tomar un helado.
Ojito con las heladerias. Según entras te encuentras con una barra con 200 tipos de helado y 300 tipos de cositas para decorarlos (galletas, chocolatinas, crispis, frutos secos, frutas, etc, etc, etc.).
Tu pides tu helado, cogen una cantidad (bsatante grande) y lo echan sobre una mesa congelada donde le dan vueltas y lo medio baten con el añadido que tu quieras.
Buah, que rico mi helado de crema de no se que con chocolatinas (sigamos jodiendo la dieta mediterránea).

En conclusión, otro gran día de mi vida en Canadá.

Escrito por javi a las 8:08 a. m. - Ver comentarios

viernes, agosto 07, 2009
Tengo haambree
Tras despertarme con los ladridos del perro que no mide mas de 30 cm de alto, salí al salón donde estaban sus padres viendo la tele.
-¡Oh no!-, ella todavía no se había levantado, así que decidí establecer mi primera conversación en solitario con lo que me acomple en el sofá.

La televisión estes donde estes no cambia, es la misma mierda, programas de cotilleo, anuncios a tutiplen y programas basura que no valen nada. Aquello me hizo sentir como en casa.

Una vez se levantó y con mi estomago pegando gritos de hambre, preparamos el desayuno. Aunque en España nunca tome desayuno, allí me estaba acostumbrado y oye, que cosas mas ricas. Preparamos un zumo de frutas silvestres (arandanos, frambuesas, fresas) y un pozo de zumo de naranja. -Esto esta de miedo-.
Para acompañar unas galletas de Suecia que me lleve del Ikea y unas tortitas con nata y chocolate. -Me voy a arrepentir cuando vuelva a España-.

El día se pasó lloviendo con lo que decidimos pasar la mañana dando una vuelta en los alrededores. A la vuelta, con mucho hambre de nuevo y casi las 3 de la tarde, esperaba entrar por la puerta olieando algo rico de comer cuando... -¿que hay de comer?-. Y nadie dice nada.

Tras insistir un par de horas di por hecho de que no se iba a comer, por la razón que fuese, así que me estuve arrastrando hasta las 7 de la tarde que dijeron de cenar.
-Oye a mi lo del desayuno gigante y lleno de grasas me mola, pero... ¿que pasa, que aqui no se come al medio dia?-.

Parece ser que todos los americanos son muy vagos para cocinar, con lo que al menos que no te prepares algo tu mismo, dejan pasar el tiempo hasta que llega la hora de la cena, para sacar cualquier cosa congelada, meterla al horno y marchando.
Como no estaba por la labor de mandar mi dieta a la basura (dejando a un lado los excesos), decidimos hacer la cena y preparamos un poco de pasta.

Tiene narices que tengas que ir tu para que coman.

Escrito por javi a las 1:02 p. m. - Ver comentarios

jueves, agosto 06, 2009
Los suegros
El viaje había llegado a su fin y era hora de dar el siguiente paso, conocer a su familia. Tras muchas conversaciones entre ellos y buenas estimaciones había caido bien, pero ahora era el momento de demostrarlo.

El viaje de vuelta fue eterno y según nos ibamos acercando mas nervioso estaba.
Por suerte en el desayuno de aquella mañana, otro típico desayuno a base de bacón, huevos revueltos, cuatro tostadas, dos cuencos llenos de frutas tropicales, un yogurt, un café, un zumo, 4 magdalenas y un puñado de crispis, me había saciado lo suficiente como para que me entrase la modorra y fuese medio dormido.

Una vez salimos de la carretera seguidos por el GPS, nos saco por otra carretera que no conociamos, cuando... -¡ostias!-, comienza a gritar, -¿pero que paaasa?-, -¡una rotonda!-. Aunque esto suene de lo mas absurdo en un blog en español, tengo que explicar que cuando estabamos en Suecia y recogí a sus hermanas en el aeropuerto, nada mas salir a la carretera se quedaron pasmadas mirando "su primera rotonda", lo cual vino seguido de la pregunta -¿como narices funciona esto?, ¿y como sabes cuando tienes que entrar?-.
Aquella conversación había tenido lugar un año antes, con lo que mi vaga explicación había caido en saco roto y sin frenar y mirar a ninguna parte, nos precipitabamos cual bala hacia la dichosa rotonda.

-¡Vamos a morir!-. Aquellas palabras estaban formando demasiado a menudo parte de mi vocabulario en inglés, lo cual no me resultaba del todo agradable.

Casi subiendonos en la rotonda y con un bordillazo en los bajos a una media de 80km/h, cruzamos la rotonda como dos malditos condenados en una persecución. -Gracias a que no había ningún coche-. Supongo que como nadie sabia como funcionaba nadie pasaba por allí.

Empezamos a pasar granjas al puro estilo Smallville y cultivos, cultivos y granjas, algún campo de extracción de petroleo y mas cultivos. La verdad... es increible el ver un cuadrado de arboles entre cultivo y cultivo e imaginarte la cantidad que han tenido que talar. -Increible-.

Pasada la cuadricula dichosa de carreteras, por fin llegamos a la que nos conduciría a su pueblo.

-Y esto es Lucan-. Miro a un lado, nada, miro al otro, un tractor oxidado del siglo XIX. -Pero si aqui no hay casas-. Cuando entramos en uno de estos pueblos americanos americanos, con sus casas bajas, fachada de ladrillos y fondo de madera.
-¡Estamos en el oeste!-. Si no hubiese sido porque estaba lloviendo y los cultivos estaban verdes, habría jurado ver a Clint Eastwood con su poncho y su sombrero sentado al lado de la tasca.

Dejada la calle central, nos adentramos en el como no, típico barrio americano, con sus casas gigantes, sus grandes terrenos de cesped, el buzón en la acera y una calle tan ancha como para albergar a 4 carriles.
-¿Eres de familia rica y no me lo habias dicho?-.

La bienvenida fue genial. Aun sin hablar el inglés perfecto, no hubo en ningún momento algún tipo de problema, y ya que a sus hermanas las había conocido en Europa, todo fue mucho mas facil.

-Hemos preparado una barbacoa de bienvenida-. -¿Barbacoa?-.
Trás las dos cajas de donuts de los días anteriores y tantísimas cervezas como llevariamos en el cuerpo, aquella tarde y toda esa montaña de carne serían el desencadenante de un aumento de peso exponencial.
-Un día es un día-.

Escrito por javi a las 8:58 a. m. - Ver comentarios

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