lunes, agosto 13, 2007
Londres, 1ª parte
Entre todos los viajes que se realizaron a lo largo del mes, por nuestra cuenta decidimos preparar un viajecito a la capital de Inglaterra, Londres.

Lo primero fué encontrar un alojamiento.
En total eramos 7 personas, entre las cuales solo habia una chica.
La idea fue la de encontrar un albergue mixto donde poder meternos todos juntos, pero debido a que ibamos dos noches seguidas y que estabamos en pleno verano, nos fue casi imposible, con lo que tras una larga tarde de busqueda por internet y mucha suerte, encontramos un alojamiento en pleno centro, mas o menos economico que cumplia nuestras espectativas. Habitación mixta para 8 personas libre para los 2 dias. -Perfecto-.

Por problemas de gestión a la hora de comprar los billetes del tren, y debido a que los precios de estos subian exponencialmente con el paso de los días, a falta de una semana para irnos tuvimos que buscar un nuevo medio de transporte que se acoplara a nuestro bolsillo, ya que el tren habia pasado de las 20 libras iniciales a casi 60.
La alternativa resulto ser el autobus, que aunque tardaba justamente el doble, nos costaba 30 libras.

Una vez con todo planificado y habiendo llegado la fecha de partida, comenzamos nuestro viaje.

A las 7 de la mañana salia nuestro autobus. El viaje en si fue bastante agradable, el autobus pasaba por 2 o 3 pueblecitos de los "alrededores" cruzando todos los verdes paisajes de la zona, bastante bonito.

La primera curiosidad del autobus, ademas del hecho de subirte por el lado derecho, era que te obligaban a llevar el cinturon de seguridad, y el conductor se cercionaba de ello, una buena idea que deberia de adaptarse en España.

-¿Falta alguien por subir al autobus?, ¿no?, pues ya esta, agarraos que vamos-.

Nada mas llegar a la ciudad empezamos a comprobar que la gente en esos paises estan forrados, con lo que ver un Ford Fiesta era mision imposible. Todo eran porches, mercedes, BMW, Aston Martin, Ferraris, Lamborginis... vamos... lo tipico de todos los dias en Madrid.

Fue en aquella estación de autobus, donde mi amigo Nelson y yo, implantamos el juego de "me la pido".
Básicamente se trata de ser el primero en decir "me la pido" cuando una chica de buen ver se aproxima. Si se daba el caso de que la tia era horrorosa tu orgullo quedaba por los suelos, y si lo decias despues del otro, te tenias que dar por vencido pues el lo habia dicho primero.
Con lo que una vez establecidas las normas, conectamos el radar y comenzo la batalla.

Aunque el tiempo durante todo el mes fue bastante malo, ese fin de semana dentro de lo que cabe, tuvimos la suerte de ver el sol a ratos, con lo que no nos podemos quejar.

La siguiente parada era la del hostal, teniamos que dejar todo el equipaje y seguidamente irnos a comer. Nuestra gran interrogante era la de... -¿quien seria el octavo?-. Todo tipo de imagenes se nos pasaron por la mente. Desde el pobre vagabundo que va con un saquillo, hasta la tia mas despampanante que tus ojos pudieran apreciar... con lo que decidimos nombrar a la interrogante, como "el octavo pasajero".

Al llegar al hostal, la recepcionista... con mucha paciencia (todo hay que decirlo), consiguio explicarnos que el hostal estaba saturado y que la primera noche tendriamos que dormir separados (5 y 2). Tras decidir quien dormiria con quien, subimos a la habitacion.
El hostal se encontraba en plena plaza de "Hammersmith" (un buen barrio) y estaba bastante confortable.
La planta baja era un pub, muy bien montado y las plantas superiores las habitaciones.
En cada uno de los pasillos teniamos baños compartidos, pero por suerte bastante limpios.

Al entrar a la habitacion y ver que nuestros 3 compañeros no estaban, aprovechamos para espiar sus pertenencias para hacer un test psicotecnico sobre ellos. Al final resultaron ser una chinita jovencita y una inglesa de unos 20 años. No nos dieron muchos problemas.

La tarde la pasamos en el Museo Britanico, viendo las miles de piezas que el ejercito ingles robo de todas partes donde paro (el partenon de Atenas, partes de las grandes piramides de Egipto, una de las estatuas de la Isla de Pascua... y un larguisimo etcetera).

Debido a la paliza del museo y la paliza del viaje, a la noche preferimos descansar, pero no sin antes pasarnos por el pub de abajo.
Al llegar a la barra y "mandar a tomar por culo al camarero", fichamos a 2 chavalas que iban con orejas de Playboy. -!Me la pido¡-.
En Inglaterra, si pides dos cervezas indicandolo con el dedo indice y el corazon (de frente), es lo mismo que estirar unicamente el dedo corazon. Con lo que imaginaros la cara del camarero cuando se lo pedi.

Mientras nos tomabamos las cervezas, quizas por un alineamiento de los planetas, o quizas porque alli todas las mujeres son muy liberales, la chica de las orejas de Playboy se nos acerco a charlar.
-¿Hablas ingles?-, -si si, un poquito-.
La tia comienza a acariciarse y a hacer gestos sensuales.
Nosotros boquiabiertos miramos el espectaculo.
-Es que... me ha dicho mi amiga que si teneis un condon-.
La amiga que tambien estaba de muy buen ver, -!Me la pido¡-, se aproximo a ver que haciamos... En ese momento se hizo el silencio, mientras que todos se buscan en los bolsillos aun sabiendo que no tenian nada... a mi se me ocurrio decir la frase menos oportuna: -no tenemos condones, es que en España no se utilizan-. Produciendo un chillido de las chicas y la siguiente estampida. Nunca olvidare ese "!OH MY GOD¡", y la velocidad con la que corrieron al otro extremo del bar.

Despues de haber perdido toda oportunidad en el bar de abajo, y que los camareros nos hubiesen fichado de por vida, decidimos subir a dormir.

Como es tipico en todo viaje de colegas, por las noches sale ese pequeño niño que todos tenemos dentro y comienzan los jueguecitos de si te quito la sabana, te quito la almohada, y mi amigo Sergio que dormia en la litera de arriba y que tenia cosquillas por todo su cuerpo, en un intento de subir y ya desquiciado, tiro de mi almohada chocandose con el cargador del movil de la chinita y escuchandose la siguiente colision.

El movil de la china, ahora dividido en mil pedazos, se distribuia por toda la habitacion. La risa imparable de todos, menos de Sergio histerico buscando los trozos para montarlo (a oscuras) no consiguio que la china terminara de despertarse, con lo que con mucho cuidado y a tientas, conseguimos remontar (como buenamente pudimos), el aparato de la pobre chinita.

Para que luego digan que los chinos tienen el sueño poco profundo... sus muelas.

Escrito por javi a las 1:00 a. m. - Ver comentarios

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