viernes, enero 06, 2006
El día de reyes
Diciembre de 1992, 5 de enero (últimas horas del día).

Como todo niño que somos llevas contando los días para reyes desde mediados de agosto. Trás varios simulacros a lo largo del año, esas mañanas de frío de noviembre, estás preparado para el tan esperado día "El día de reyes".
Junto con tu hermana y tu familia, bajaís todos juntos a la calle, con paraguas y bolsones, para la gran recolecta de caramelos.

Trás esquivar varios cientos de caramelos que apuntaban a tu cara, y utilizar el sistema del paraguas invertido, llegas a tu casa fascinado por los millones de colores y personajes raros que has visto pasar frente a tus ojos, y con una gran sonrisa al mirar el grosor de tus bolsillos.

Una cena un tanto copiosa y te preparas a buscar zapatos por toda la casa, uno para cada familiar, donde los reyes de oriente dejaran sus regalos debajo del árbol de navidad, que con tanta ilusión montastes con tu familia el día 2 de diciembre (siempre pensé que contra antes montaras el árbol y contra mas saturado de bolas estuviera, antes llegarían los reyes). Seguidamente, rebuscas en el armario que desconoces, donde se encuentran un montón de botellas con "¡¡vete a saber qué!!" y que tus padres con tanto cuidado guardan fuera de tu alcance, preparas una bandeja muy bonita con galletas, leche y un vaso de ese extraño liquido.

Te acuestas de los nervios a eso de las 9 de la noche, intentando averiguar mil formas de dormirte para que llegue pronto el día siguiente.
A eso de las 5 de la mañana ya no puedes mas, y sales por la casa haciendo todos los ruidos posibles para que la familia se despierte.
Cuando sales al salón te encuentran con todos los regalos, y sabes que los tuyos... ¡son los mas grandes!.
Te abalanchas al suelo, y entre revolcón y revolcón entre los papeles de colores, sacas todos tus juguetes.

El día perfecto para cualquier niño.

Diciembre de 2006, 5 de enero (últimas horas del día).

-¿Te apetece una cerveza?-, -vale-.
Te encuentras tirado en tu cama viendo una película (bastante mala por cierto), que ya has visto tres veces... te tomas la cerveza y te llaman para cenar... -¡A poner la mesa, que no ves que horas son ya!-
Una cena con tus padres y tu abuela, nada importante, un bocata de jamón (pan correoso y jamón cocido).
Terminas y rápido y corriendo te vuelves a la cama. Sigues viendo tu película, ojeas tus páginas web habituales, chateas con algún amigo... y antes de que te des cuenta son las 2 de la mañana... (maldita la gracia que no tengo sueño).
Pasas otro rato indagando que hacer, y quizás del propio aburrimiento caes rendido sobre la cama.

A eso de las 11.20 te despiertas, sales al salón y te encuentras con un par de bolsas poco frondosas debajo de un potos (siempre recordarás el día en el que tu madre regalo el árbol de navidad a una amiga suya), te diriges a la cocina, abres la nevera y te encuentras con un zumo que no te gusta, pero que le vamos a hacer.. después del bocadillo de ayer (que estaba salado de cojones) no te queda mas remedio.

Tu madre asoma por la puerta con los pelos como las serpientes de una Hydra... saludas... te metes en la salita, y te bebes tu zumo mientras lees algo de poco interes en internet.

Tu padre asoma por la puerta y se sienta en el otro pc a observar sus páginas de photoshop...

Son las 12 y ¿todavía nadie se ha acordado de que son los reyes?.
Mientras esperamos a que mi hermana aparezca por la puerta con su novio, los cuales trabajaron toda la noche hasta las 5 de la mañana, mi madre decide hacer mas ameno el tiempo y saca la aspiradora (continuamente su cara de semi-felicidad, se convierte en cara de mala leche, pues la casa, tiene mas pelusas de las habituales).

Yo que pensé que tomarse día libre hoy de estudios, sería una causa razonable... creo que continuaré con mis estádisticas...

¿Que malo es crecer verdad?

Escrito por javi a las 11:02 a. m. - Ver comentarios

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